Puede que la comida italiana sea mi comida favorita, después de la mexicana. En Madrid hay infinidad de restaurantes italianos pero es difícil encontrar uno que merezca la pena y que te atrevas a recomendar sin dudar. Hacer pizzas es fácil, pero hacerlas bien no tanto. La semana pasada fui a conocer Fellina y, de verdad, os animo a ir a probarlo. Seguro que repetiréis. Yo solo quiero volver, volver y volver.
Aunque no es lo más importante, lo primero que me gustaría destacar de Fellina es su decoración. A pesar de ser enorme es súper acogedor. Tiene diferentes espacios y todos ellos están decorados con muchísimo cuidado. Otro detalle que me gustó mucho es la mantelería, toda de cuadros Vichy en diferentes tonalidades. Precioso.
Otro punto que me gustaría resaltar y que yo valoro mucho de los restaurantes es su ambiente. Fuimos un día entre semana a la hora de comer y el restaurante estaba prácticamente lleno, lo que es buenísima señal. Y había gente de todo tipo, desde un grupo de chicas universitarias, parejitas como nosotros, alguna mesa de comida de trabajo y un matrimonio bastante mayor que se notaba que no era la primera vez que pasaba por allí. Lo sé, soy una cotilla :S
La carta de Fellina Madrid:
Después del rollo anterior, vamos a lo importante: la carta de Fellina Madrid.
Fellina tiene nombre de mujer, rindiendo homenaje a la mamma. De ahí que sus platos estén elaborados con recetas italianas auténticas, lo que comerías en una verdadera casa italiana.
Por supuesto, en la carta encontramos los típicos entrantes italianos como el vitello tonnato que yo nunca había probado y que me encantó. Es como un carpaccio pero la carne está cocinada a baja temperatura (no es crudo) y va acompañada de una salsa de atún y anchoas con el toque de las alcaparras. Brutal. Lo acompañamos con focaccia de ajo que es mi perdición.
Como platos principales probamos la pasta rosa de gambas. Alucináis con el sabor de esa pasta al fumet de las gambas. Estoy babeando ahora mismo mientras escribo esto… Elegimos la pizza de burrata porque nos pareció una idea muy original y como no podía ser de otra forma nos sorprendió porque a pesar de llevar muy pocos ingredientes estaba espectacular. Se nota cuando la masa está bien hecha, el tomate es tomate natural del bueno y los toppings son de calidad.
Yo no soy de postre, pero había fichado por Instagram el tiramisú de Fellina, preparado en una auténtica cafetera italiana, y lo tenía que ver en vivo y en directo. Una auténtica delicia.
Por último pero no menos importante, el precio. Por unos 25-30 euros por persona coméis hasta quedaros más que saciados.
Tengo que admitir que pocos restaurantes me conquistan así. Volveré pronto, querida Fellina 😉
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