Cuando publico una boda, me resulta muy divertido preguntar a los novios cómo se conocieron. Seguro que esta escena que nos cuenta Ana es similar a la de muchas parejas: «Admito que no es el lugar más idílico, pero nos conocimos hace ahora doce años en una famosa discoteca de Gandía… Él estaba pasando unos días allí con sus amigos, y yo con mis amigas. Como fuimos en una época en la que no había mucha gente, ambos grupos coincidimos en la playa y en los sitios de marcha y acabamos conociéndonos. Pelayo y yo conectamos mucho y seguimos quedando una vez volvimos a Madrid». En cambio, sí que es más original la forma en que Pelayo le pidió matrimonio: «Fue en casa de mis padres, la pasada Nochevieja. Vino a verme con una mentirijilla por excusa, cuando le acompañaba al coche me preguntó que qué me iba a poner esa noche para la fiesta de después, y cuando le dije que un vestido azul, me dijo que si creía que me iba a pegar con “esto” (al decir “esto”, sacó la cajita con el anillo y la abrió). No es casualidad que el anillo sea en parte azul, él sabe que es mi color favorito».
Ana y Pelayo se casaron el pasado 27 de Junio en la Basílica de Covadonga (Asturias) y tuvieron la suerte de que ese día lució un sol radiante. Para el Día B, Ana eligió un vestido muy sencillo, mikado en blanco roto y escote barco. «Me encanta el velo de seda y su bordado, fue una sorpresa final muy agradable de mi diseñador, Miguel Capote«, nos cuenta la novia. Los zapatos son de Mariana Barturen y son personalizados: cruzados y con taconazo en un rosa clarito para contrastar ligeramente con el vestido con un toque de luz plateado en la planta. En cuanto a los complementos, llevaba unos pendientes de Majorica y el anillo de pedida, y un ramo en blanco y verde de la Floristería Pando, en Lugo de Llanera. «En cinco minutos me diseñaron el ramo perfecto, la verdad es que tienen bastante experiencia. Lo único que yo tenía claro era que quería llevar gardenias, porque son especiales para nosotros, el resto me daba igual. Por lo visto las flores de gardenia se oscurecen con el roce y era complicado llevarlas en el ramo sin que se afearan en poco tiempo, así que decidí que la base serían hojas de gardenia (un verde brillante muy característico) y las flores, fresias y buvardias».
Para el maquillaje y peluquería confió en Estrada Núñez estilistas, de Cangas de Onís. «Fueron los responsables de que empezase la mañana tan relajada. El viaje a la iglesia con el chófer y mi padre también contribuyó; fue realmente divertido y me relajó mucho», nos explica Ana.
Ana nos detalla: «La ceremonia, gracias al Santuario en sí, al abad y a los músicos (BarRocko Project), fue la ceremonia más bonita en la que hemos estado (sí, está mal que yo lo diga, pero también me lo han comentado muchos, muchos invitados). Los músicos hicieron adaptaciones clásicas de canciones como Halo (Beyonce) o Secrets (One Republic) y el resultado fue precioso. Una misa muy amena, muy correcta de contenido, duración y sencillamente perfecta. El momento más emotivo creo que fue cuando él me puso el anillo. En realidad tuve la suerte de no estar nada nerviosa ni antes, ni durante, ni por supuesto después de la ceremonia, con lo cual disfruté del día de principio a fin, y hubo muchos momentos muy bonitos. Ambos coincidimos en que es el día en que mejor nos lo hemos pasado de nuestra vida, sin duda».
Los temas de decoración los dejaron en manos de su wedding planner (Happy Day) quien se encargó de centros, seating plan, candy bar y mil cosas más.
El banquete se celebró en el Palacio de Rubianes y el catering estuvo a cargo del restaurante Los Arcos, en Cangas de Onís. «No podemos estar más contentos con el catering, tanto por la capacidad de adaptación como por su profesionalidad y la calidad de sus creaciones».
Para las fotos confiaron en Álvaro Sancha. «Entendió muy bien que no somos de posar, aunque lo cierto es que acabamos estando bastante cómodos gracias a sus técnicas de paparazzi (y nos echamos unas risas!)».
Preciosas fotos!! Vivan los novios!!!
Besazos,
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