Todos los días nos enfrentamos a pequeños retos. Digo pequeños porque no son cosas que vayan a cambiar nuestra vida de una forma radical. Pero son pequeñas cosas a las que nos cuesta enfrentarnos porque nos causan inseguridades. Por ejemplo, en mi caso, tener que hablar en público (en una reunión o en una presentación) es un reto para mi, porque me pongo muy nerviosa. Para otras personas seguro que es una tontería pero se sentirán menos capaces haciendo otro tipo de cosas que a mi me parecen banales. Está claro que todos somos diferentes.
La inseguridad es uno de los problemas más habituales de las personas. Esto viene de que no nos valoramos lo suficiente o de que pensamos que hay otros mejores que nosotros. Es cierto que el valor de la excelencia está muy presente en la sociedad. Se nos exige o nos la exigimos a nosotros mismos desde que somos pequeños, en el cole, hasta que somos mayores en el trabajo.
Lo que está claro es que las cosas salen mejor cuando uno las hace seguro o sin miedo a equivocarse. Para ganar confianza en uno mismo hay una serie de buenos hábitos que nos ayudarán a mejorar la seguridad. Esta infografía de Perspirex los resume muy pero que muy bien. Para los que no la conocéis, Perspirex es una marca de productos antitranspirantes eficaces pero de verdad, y lo digo con conocimiento de causa. Evitan el exceso de sudoración algo vital en muchos momentos, sobre todo en los que nos ponen más tensos. Otro uso para mi fundamental es para bodas u ocasiones especiales en los que llevamos prendas de tela que transpira peor.
En resumen, la clave está en ser más positivos y tener la mente abierta en todo momento. Tenemos que ser realistas y admitir que no podemos ser un 10 en todo. Por supuesto, hay que vencer los miedos y enfrentarse a ellos para ir mejorando en eso que nos resulta complejo y la única forma de hacerlo es practicar, practicar y practicar.
Otro punto importante es saber ver cuáles son nuestros potenciales, eso que nos hace especiales y que se nos da realmente bien. No podemos quedarnos solo con nuestras flaquezas y martirizarnos con ellas. También hay que ser consciente de las virtudes de cada uno, que seguro que son muchas más de las que pensamos.
Por último, y aunque es fundamental enfrentarse a pequeños (y grandes) retos en el día a día, también hay que celebrar, divertirse y relajarse.
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